obras literarias
La Égloga de las grandes lluvias alude a las aguas torrenciales de el año en el cual se representó la obra. El autor aprovecha la égloga para contar su fracaso en el concurso para ser cantor de la Catedral de Salamanca, nos enteramos de esto a través de uno de sus personajes.
Encina ya había tratado la Navidad en otra égloga anterior, pero ahora toca el tema de manera distinta, alrededor de cuatro pastores que simbolizan a los de Belén pero que andan tras los placeres mundanales de la comida, la bebida y la compañía. La obra empieza como una reunión social secular, pero termina con la rápida organización de otra religiosa: la adoración de los pastores.
Esta égloga gira alrededor de dos temas base: la adversidad y el placer. Los motivos en los que se apoyan estos temas son varios, pero principalmente dos: la comida y Dios. El primer tema nos muestra la vida terrena como dolor, como lucha constante que va más allá de la voluntad del hombre. El segundo tema tiene dos variaciones: el placer originado por las cosas mundanas y el placer derivado de las cosas del cielo. Justamente, se da preferencia al segundo placer (duradero), pues el primero es efímero, y al pasar se convierte en dolor. Por ello, la moraleja final de la historia es que la única forma de vivir bien en el mundo, de hacer una fiesta verdadera de la vida, es compartirla con Cristo.
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